El confinamiento ha cambiado el modo de vida de una gran cantidad de personas. Muchas teletrabajan y el uso del coche ha disminuido. Esto ha hecho que se dejen aparcados los coches sin moverlos durante un tiempo. Aquellos que no tengan la posibilidad de tener el vehículo en un garaje, lo tienen que dejar expuesto a la intemperie. Si esta situación se prolonga, pueden surgir problemas en los frenos que les impidan funcionar correctamente durante la conducción.
Aparece corrosión en la superficie de los discos de freno. Con el uso normal del vehículo, el óxido se elimina accionando los frenos. No obstante, si no se ha utilizado el vehículo durante un tiempo, las zonas afectadas por la corrosión pueden extenderse. La corrosión en la superficie de los frenos puede producir ruidos al frenar y, lo que es más preocupante, puede aumentar las distancias de frenado debido a un menor rendimiento del sistema de frenos.
Este no es el único problema: al dejar accionado el freno de estacionamiento, las pastillas/zapatas han quedado en contacto con los discos/tambores de freno. La corrosión puede hacer que estos componentes se peguen entre sí, impidiendo el movimiento de las ruedas la próxima vez que se utilice el vehículo. Esto se conoce como pegado del material de fricción.
Es posible evitar el pegado del material de fricción siguiendo algunos sencillos pasos.
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